Resignificando el patrimonio en tiempos de protesta: El monumento a los héroes durante el paro nacional del año 2021 en Colombia.
27 de marzo de 2023
Autor:
Moisés Portilla Roa
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El 28 de abril de 2021 se inició el Paro Nacional en Colombia, una ola de protestas sociales contra una reforma tributaria que pretendía gravar los productos básicos de la canasta familiar en medio del brote de Covid-19 y la escasez de recursos. En este sentido, el paro fue producto del detonante de una incorfomidad social acumulada, pues trajo consigo reivindicaciones que habían quedado en suspenso por la cuarentena, como la defensa de la educación pública gratuita y superior, el mejoramiento del sistema de salud, la ejecución de los acuerdos de paz y la denuncia de los asesinatos de líderes sociales y excombatientes desmovilizados, entre otras demandas (Daniels & Kurtenbach, 2021, pp. 6-8). El gobierno de Iván Duque reprimió duramente las manifestaciones, usando fuerzas policiales y militares en las principales ciudades y vías del país para contrarrestar bloqueos, marchas y concentraciones. De acuerdo el Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (2021), 80 personas fueron asesinadas por la fuerza pública o civiles armados que actuaban bajo su protección o coordinación durante las protestas, además de cientos de desapariciones forzadas y denuncias de violacia sexual.
En medio de este contexto, durante la tercera semana del Paro Nacional, el 15 de mayo de 2021, el Monumento a los Héroes (MH) se convirtió en un punto de encuentro masivo para la protesta social. Aproximadamente quince mil personas se reunieron en este lugar para celebrar y protestar, plasmando grafitis, murales y pinturas que representaban la resistencia de los manifestantes y las demandas de diversos sectores de la sociedad. Al final del día, un grupo de manifestantes atacó la estatua ecuestre de Simón Bolívar con fuego, causándole daños irreparables y acelerando su retirada. Previamente, la decisión de retirar la estatua se había tomado durante la alcaldía de Enrique Peñalosa, quien había planificado la demolición total del monumento para dar paso a la línea inaugural del metro elevado. También se había decidido trasladar la escultura a su lugar original en el Parque de la Independencia.
Cuando la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, anunció que solo la estatua ecuestre de Bolívar sería considerada patrimonio y, por lo tanto, sería salvada de la demolición, se desencadenó un debate acalorado sobre los símbolos patrimoniales en medio de las protestas. El entonces ministro de Defensa, Diego Molano, le escribió una carta a la mandataria local expresando que tanto la estatua como el edificio representan un hito en la construcción de la nación para todos los colombianos y ofreciendo apoyo para el traslado del monumento. Algunos sectores acusaron a la alcaldía de querer acabar con 200 años de historia republicana y con la memoria de los próceres de la independencia, denunciando que la demolición les daba la victoria a los manifestantes que vandalizaron el monumento y que, además, representaba el odio de Claudia López hacia la policía y las fuerzas militares (Mazzanti & Salcedo, 2021). Otros sectores, en cambio, acusaron a la Alcaldía de acelerar, por conveniencia, la demolición de Los Héroes, disfrazando de argumentos técnicos la intención de eliminar uno de los principales símbolos de la lucha y resistencia de las manifestaciones sociales lideradas por los jóvenes (Mazzanti & Salcedo, 2021).
Aplicando la metodología de análisis de obras de arte de Erwin Panofsky (1972), adaptada al estudio sociológico de las imágenes del MH en sus diferentes fases, se pueden examinar los aspectos formales y su evolución en el nivel preiconográfico; interpretar los significados de los elementos y su transformación en el nivel iconográfico; y comprender el significado cultural de la obra en el nivel iconológico, desde su creación hasta su reapropiación durante las protestas del Paro nacional. Como resultado de este enfoque, es posible determinar que el monumento experimentó una revolución simbólica que contribuyó a la resignificación del patrimonio histórico y cultural del país.
Un acercamiento preiconográfico a la protesta plasmada en bronce
El MH fue una estructura ubicada en la ciudad de Bogotá, en la intersección de la Avenida Caracas y la calle 80, en el nororiente de la ciudad. Como se observa en la figura 1, constaba de dos partes: un pedestal con forma rectangular de aproximadamente 20 metros de alto, en el cual se encontraban inscritos datos de las batallas de la Independencia que tuvieron lugar en Colombia, Venezuela, Ecuador, Perú y Bolivia, con el lema "Bolívar Libertador" en la parte frontal del pedestal.

Figura 1 (RCN Radio, 2021)
Debajo de este lema se ubicaba una estatua ecuestre de Simón Bolívar, vestido con una indumentaria militar completa, sosteniendo una espada en su mano derecha y con la mirada fija al frente.
Durante las manifestaciones, tal como se observa en la figura 2, los manifestantes intervinieron la escultura ecuestre de Bolívar colocando objetos como un lápiz en reemplazo de la espada con la bandera de Colombia al revés, e incluso Bolívar sosteniendo la whipala (bandera indígena), entre otros elementos. Además, debajo del lema "Bolívar Libertador", pintaron la palabra "opresor".

Figura 2: (Alamy, 2021)
Los muros de la estructura también se convirtieron en plataformas para grafitis y murales con mensajes que destacaban, como el lema "6402 héroes". Asimismo, se encontraban retratos de sujetos históricos antes invisibilizados, como la "guerrera ancestral", una mujer indígena tapada con una pañoleta, y la mujer afro que en la palma de su mano mostraba el mensaje "no más sangre". También había una imagen distorsionada del exmandatario Álvaro Uribe Vélez con el lema "enemigo público".
Además, como se observa en la figura 3, se destacaban otras pinturas como “narco-estado paramilitar”, “fuerza pueblo”, “renacer”, así como varios mensajes que pedían una reforma a la policía e insultos a la institución. Debajo de la estatua ecuestre, pintaron un letrero que decía “digna rabia” y otro que afirmaba: “la sangre derramada la pagarán los tombos”.

Figura 3: (RCN Radio, 2021)
Del orgullo militar a la voz popular
El MH es un ejemplo del estilo neoclásico que busca imitar la estética y las formas de los líderes de la antigua Roma. Según Peter Burke (2005), las imágenes de los gobernantes tienen un carácter triunfalista, en el que se busca comunicar la autoridad y majestuosidad del personaje retratado. Una de estas formas de representación es la estatua ecuestre, que tiene su origen en la antigüedad romana con obras como la estatua ecuestre de Marco Aurelio, que ha sido utilizada como referente para otros retratos ecuestres creados en Europa durante periodos como el Renacimiento italiano y la Ilustración francesa (Burke, 2005, pp. 80-85).
En este sentido, la estatua ecuestre de Bolívar, ubicada en un pedestal que enumera las batallas en las que fue protagonista y representada con vestimenta militar, se convierte en un símbolo del poder y la dominación que el Libertador ejerció sobre el territorio que lo acogía como símbolo. Esta figura se glorifica como líder militar en las luchas por la independencia de los países sudamericanos, y representa la construcción de la nación a través del uso de la guerra y la lucha armada. La presencia constante de esta estatua en la plaza pública sirve como un recordatorio del pasado que, a través de los discursos oficiales, se ha transmitido como glorioso, ratificando la importancia de Bolívar en la simbología local y nacional, convirtiéndose en una fuente de legitimidad del poder político oficial (Cobo & Reyes, 2013). De esta manera, el pasado militar es exaltado como una parte fundamental de la historia y la identidad nacional.
Sin embargo, durante el paro nacional de 2021, los manifestantes utilizaron los elementos iconográficos del monumento para otorgarle un nuevo significado. El reemplazo de la espada de Bolívar por un lápiz sugiere un cambio en las prioridades de la sociedad, donde la educación y la cultura prevalecen sobre la violencia y la guerra. Este gesto se convierte en un símbolo de lucha por el derecho a la educación y de la demanda por un cambio social y político en el país. Asimismo, la imagen de la estatua sosteniendo la bandera indígena representa un reconocimiento a los pueblos originarios y sus luchas por la defensa de sus territorios y derechos. En lugar de glorificar el pasado militar, la estatua ahora honra a los pueblos indígenas, que han sufrido una exclusión histórica y sistemática. También se incluyó la palabra "opresor" debajo del lema "Bolívar Libertador", lo que sugiere una subversión del mensaje original del monumento y una crítica al papel que Bolívar y otros líderes de la independencia jugaron en la historia de América Latina, reconociendo su papel en la opresión de ciertos grupos durante su época, como los pueblos indígenas y los afrodescendientes (Vilches, 2022).
Los lemas como "6402 héroes" y las imágenes distorsionadas de Álvaro Uribe aluden a las víctimas de las ejecuciones extrajudiciales conocidas como "falsos positivos". Estos mensajes buscan resaltar el papel de estas personas como verdaderos héroes en la historia reciente del país, en lugar de las figuras militares que honra el monumento, y condenan públicamente la responsabilidad del gobierno en estos crímenes. La cifra 6402 hace referencia a las víctimas identificadas por la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) en la investigación de los "falsos positivos", un caso en el cual el Ejército asesinó a civiles inocentes para presentarlos como guerrilleros abatidos en combate, como parte de una política de Estado durante los gobiernos de Uribe que buscaba generar un falso sentido de seguridad en el país (León, 2021). Los manifestantes exigieron justicia para las víctimas a través de estos símbolos y lemas, mientras que otras consignas como "digna rabia", "fuerza pueblo" o "renacer" expresan la indignación y el descontento de la población frente a la situación política y social del país.
La pintura de una mujer indígena con el rostro cubierto por una pañoleta mitad roja y mitad negra, junto con la frase "batallas ancestrales", que puede verse en la Figura 4, representa la lucha de los pueblos indígenas por sus derechos y su resistencia histórica a la opresión y la injusticia. Además, la decisión de incluir este retrato en el monumento es
significativa, ya que este lugar era considerado como un símbolo del poder y la autoridad del Estado, lo que refuerza la idea de que los movimientos sociales y los levantamientos populares son capaces de desafiar y oponerse a las autoridades establecidas.

Figura 4: (RCN Radio, 2021)
También invita a la reflexión sobre la importancia de no repetir hechos como el genocidio de Ruanda, puesto que, en el caso de la masacre de Bahía Portete, los paramilitares recurrieron a la violencia y la tortura sexual como un método para debilitar y someter al pueblo Wayúu. Este hecho ilustra un patrón de opresión y violencia contra las comunidades étnicas, utilizando a las mujeres indígenas como blanco para debilitar a los miembros de un grupo étnico (Centro Nacional de Memora Histórica, 2018). Por otro lado, la imagen de la mujer afro que en la palma de su mano muestra el graffiti con la frase "no más sangre" puede ser vista como una forma de visibilizar las luchas y reivindicaciones de esta comunidad que históricamente ha sufrido marginación y discriminación en el país. De acuerdo con las cifras del Observatorio de Memoria y Conflicto y el Centro nacional de Memoria Histórica (2022), en el marco del conflicto armado, el 87,03% de las mujeres víctimas de violencia sexual son afrocolombianas. En una cultura donde la violencia y la lucha armada han sido una constante en la historia colombiana, la frase "no más sangre" también puede ser vista como un llamado a la paz y la justicia.
Los héroes de ayer vs los héroes de hoy
El MH se construyó originalmente en 1952, durante la presidencia del conservador Laureano Gómez, con la finalidad de crear una narrativa anticomunista que resaltara las hazañas de los soldados que habían luchado y fallecido durante la independencia del país y en la Guerra de Corea. La idea detrás de este monumento era honrar la labor de los militares y destacar su valentía en la defensa de la nación (Durán & Hurtado, 2021, p 50).
Sin embargo, el presidente Gustavo Rojas Pinilla tomó las riendas de la construcción y decidió que el MH se centrara en las hazañas del ejército libertador en los territorios de la Nueva Granada y el Perú. La idea era rendir homenaje a las batallas que se emprendieron y enaltecer la independencia en la historia de la construcción de la nación. De esta manera, el MH se convirtió en un importante símbolo nacional que celebra la labor militar y exalta su figura asociándola con el espíritu de libertad e independencia de Colombia (Durán & Hurtado, 2021, p 50).
Durante el Paro Nacional, los manifestantes se apropiaron del monumento para expresar reivindicaciones políticas y sociales, sirviendo como símbolo de la defensa de los derechos de los ciudadanos y de la lucha contra la opresión y la injusticia. De este modo, los mensajes desafiantes proyectados en performances, carteles y pancartas que cubrieron el monumento cuestionaron el propósito que había detrás de su construcción y lo convirtieron en un símbolo de protesta social y resistencia ciudadana. Como resultado, el MH se convirtió en un lugar de protesta social y denuncia donde los manifestantes encontraron una forma de expresar su descontento y llamar la atención sobre sus problemas con la sociedad y el gobierno. Esta acción reafirmó la importancia del derecho a la protesta como herramienta legítima para promover la lucha por la justicia social en la nación.
Conclusión
La apropiación en torno al MH durante el Paro Nacional permitió darle una nueva lectura al mismo, en la cual pueda ser interpretado junto con los crímenes de Estado, las luchas de los pueblos indígenas, el acceso a la educación; y, en general, que incluya las percepciones de aquellos que no han sido considerados. Este proceso permitió visibilizar la diversidad de voces que habían sido marginadas por la narrativa oficial del Estado. De esta manera, se convirtió en un espacio de lucha simbólica, donde diferentes visiones del pasado y presente de la nación chocaron en un enfrentamiento por la resignificación del patrimonio histórico. Mientras la narrativa oficial del Estado lo consideraba como un homenaje a los héroes de la independencia, el movimiento social que emergió durante el Paro Nacional del 2021 lo transformó en un poderoso símbolo de resistencia, paradójicamente, contra el Estado.
Referencias
Burke, Peter. Visto y no visto. El uso de la imagen como documento histórico.Traducido por Teófilo de Lozoya. Barcelona: Biblioteca de Bolsillo, 2005.
Centro Nacional de Memoria Histórica. (2018). La masacre de Bahía Portete: mujeres wayuu en la mira. Recuperado de: https://centrodememoriahistorica.gov.co/la-masacre-de-bahia-portete-mujeres-wayuu-en-la-mira/
Centro Nacional de Memoria Histórica. (2022). Mujeres afrocolombianas, las más afectadas por la violencia sexual ejercida por actores armados. Recuperado de: https://centrodememoriahistorica.gov.co/mujeres-afrocolombianas-las-mas-afectadas-por-la-violencia-sexual-ejercida-por-actores-armados/
Cobo Mejía, E. A., & Reyes Quintero, J. M. (2013). La gloria de Bolívar. Evidencia iconográfica de la emergencia de la Nación y reconocimiento del héroe. Anuario de Historia Regional y de las Fronteras, 18(2), 549-579.
Daniels, K. B., Pinzón, V. G., & Kurtenbach, S. (2022). Pandemia, protestas y Petro presidente: el rescate de la paz en Colombia. Friedrich Ebert Stiftung. Recuperado de https://colombia.fes.de/publicaciones
Instituto de estudios para el desarrollo y la paz, (2021) “Listado de las 80 víctimas de violencia homicida en el marco del Paro Nacional al 23 de julio”. Recuperado de: http://www.indepaz.org.co/victimas-deviolencia-homicida-en-el-marco-del-paro-nacional/
Mazzanti, M. & Salcedo, J. (2021). “El vacío de los héroes”. Failed Architecture. Recuperado de: https://failedarchitecture.com/el-vacio-de-los-heroes/
Panofsky, E. (1972). Estudios sobre iconología. En: El significado en las artes visuales. Nueva York: Alianza Editorial, pp. 45-76.