Un colapso inminente: La mentira de la sostenibilidad y los desafíos de medición en la industria del Fast Fashion en América Latina
June 15, 2023
Author:
Paola Andrea Ávila
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Para nadie es un secreto que la industria de la moda es la segunda más contaminante del mundo. Según la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo, el sector textil consume 93 billones de litros de agua anualmente, lo cual representa un derroche de agua del 20% en el mundo (Jimenez, 2022). Otra verdad evidente es que los niveles de explotación laboral son demasiado altos, de acuerdo con la Organización Mundial del Trabajo la industria de la moda emplea aproximadamente 86,6 millones de trabajadores alrededor del mundo, la mayoría de ellos sin contratos laborales, sin horarios establecidos y sin beneficios de las leyes de protección de empleados. Asimismo, dichos trabajadores son constantemente sometidos a condiciones peligrosas debido a los procesos inseguros y a las sustancias tóxicas que se manejan en las diferentes fábricas (Vasquez, 2021).
En este contexto, los grandes actores de la industria han adoptado un sistema de producción acelerada conocido como "Fast Fashion", el cual se basa en reducir los tiempos de producción, distribución y consumo de prendas, lo que genera una rápida obsolescencia de los bienes. A través de un modelo de producción "just in time", se fabrican prendas en masa de acuerdo con la demanda y las tendencias actuales (Barrero, 2008, p.3). Es importante destacar que América Latina juega un papel crucial en este ciclo de producción, consumo y desecho. Por lo tanto, el objetivo de este análisis es exponer al lector el papel que desempeña la región y cómo la industria, que carece en gran medida de prácticas sostenibles, ha distorsionado el discurso de sostenibilidad para fomentar el consumo y perpetuar los impactos negativos en el medio ambiente.
Telares oscuros: Maquilas y contaminación
La industria textil en América Latina, aunque carece de un nivel de desarrollo tecnológico comparable a otras regiones del mundo, sigue siendo un referente relevante a nivel mundial.Para poder hablar de la industria textil de América Latina, se debe comprender que esta se segmenta de diferentes maneras, pues no todos los países producen los mismos productos ni de la misma manera. De acuerdo con Modor Intelligence (2022) algunas formas de catalogar de manera pertinente las formas de producción en Latinoamérica son: la industria textil está segmentada por tipo de aplicación (aplicación de ropa, aplicación industrial/técnica y aplicación doméstica),por material (algodón, yute, seda, sintéticos y lana) y por proceso (tejido y no tejido) . El informe ofrece el tamaño del mercado y las previsiones para la industria textil en valor (miles de millones de USD) para todos los segmentos anteriores. Basado en lo anterior, se pueden distinguir diferentes problemáticas:
En el caso de Colombia -ejemplo de material de producción- según lo establece un estudio realizado por la Universidad Externado de Colombia la industria textil se enfoca principalmente en la fabricación de materias primas, con empresas en Bogotá especializadas en el procesamiento de fibras artificiales y sintéticas, y aquellas ubicadas en Antioquia dedicadas a la producción de algodón y sus derivados, así como tejidos de punto de fibras artificiales y sintéticas. Sin embargo, esta producción de fibras artificiales y sintéticas tiene un impacto ambiental significativo, generando aproximadamente 20.759.760 kg de residuos textiles (Forero, 2021).
A pesar de esto, las inversiones destinadas a la protección y conservación del medio ambiente en el año 2019 fueron insuficientes para abordar por completo el impacto de los desechos hídricos, que superan los 9 billones de kilogramos en total, según datos del DANE. Esto se suma a la tasa de mortalidad atribuible a enfermedades causadas por la contaminación de los afluentes. Enfermedades como la Hepatitis A y el Cólera afectan principalmente a los sectores más pobres de la población debido a la contaminación de los ríos que suministran agua potable, resultado de los residuos generados por la industria. Sin embargo, es necesario que los gobiernos implementen medidas legislativas más sólidas, ya que en países como Colombia, estas medidas son precarias y recaen principalmente en el sector privado (Forero, 2021).
En segundo lugar , Argentina -catalogada en la segmentación por proceso- se ha dedicado a la producción de textiles no tejidos utilizados en aplicaciones como la industria médica, la limpieza o la filtración. Estos están compuestos de polímeros fabricados y fibras inorgánicas con el propósito de fabricar filtros. Los polímeros más comúnmente utilizados son el poliéster y el polipropileno, que se destacan por su prevalencia en el sector. Sin embargo, también se emplean otros materiales como el nylon, la fibra de vidrio, las meta-aramidas, los fluoropolímeros y el sulfato de polifenileno (PPS), entre otros polímeros, debido a sus propiedades especiales y características particulares (Davis, 2017). Estos microplásticos llegan al océano, donde son fácilmente ingeridos por diversos organismos acuáticos, y su presencia se va transmitiendo a lo largo de las cadenas alimentarias. Además, su detección y medición resultan complicadas, y actualmente no existen medios tecnológicos eficaces para su eliminación (Vázquez, 2019).
Por último, Centroamérica -ejemplo de tipo de aplicación- se encuentran las Maquilas, nombre que se le da al sistema económico y de producción en el que se ensamblan manualmente piezas en talleres industriales ubicados en países con bajos costos de mano de obra y cuyos productos suelen ser enviados a países desarrollados(Oxford Languages, 2020). La precariedad en las maquilas de Centroamérica se caracteriza por jornadas laborales extenuantes de hasta 24 horas continuas, salarios miserables y falta de condiciones higiénicas en las fábricas. Estas zonas económicas especiales se han expandido en varios países latinoamericanos, atrayendo inversión extranjera a cambio de mano de obra barata y no sindicalizada, así como beneficios fiscales y regulaciones laxas. La industria textil es uno de los principales usuarios de estas zonas, suministrando productos a grandes empresas de moda en todo el mundo. Las trabajadoras en las maquilas son mayoritariamente mujeres jóvenes, muchas de ellas con poca educación y provenientes de zonas rurales. Los salarios no alcanzan para cubrir las necesidades básicas, mientras que los productos que fabrican se venden a precios exorbitantes en comparación con los ingresos de las trabajadoras.
Además, se reportan jornadas laborales extremadamente largas e inhumanas, y las trabajadoras se ven obligadas a utilizar estrategias para ahorrar tiempo que violan los mínimos niveles de dignidad laboral. Las zonas francas ofrecen privilegios empresariales, como exenciones fiscales y facilidades regulatorias, lo que genera presión por parte del sector empresarial para promover estas prácticas en países pobres de la región (Oxfam, 2015). Aunque los gobiernos han intentado implementar medidas para garantizar los derechos laborales, como límites en las horas de trabajo, salarios mínimos y condiciones de seguridad e higiene en el trabajo, junto con inspecciones periódicas para asegurar el cumplimiento de las leyes laborales y tomar medidas contra las violaciones, persisten desafíos significativos en la protección de los derechos de los trabajadores en las maquilas de Centroamérica. Factores como la corrupción, la falta de recursos y capacidades, así como la presión ejercida por las empresas extranjeras, dificultan la plena implementación de las medidas y la mejora de las condiciones laborales en estas industrias.
El Despertar Consumista: Entre el Greenwashing y los Cementerios de Ropa
Una vez comprendida la producción del sistema de Fast Fashion, es pertinente exponer la forma en que se está empleando el discurso de sostenibilidad para incentivar el consumo. Sin embargo, es importante tener en cuenta que las dinámicas de Fast Fashion no son las mismas en el cono norte y en el cono sur. En el cono norte, las ideas creativas se extraen de las grandes pasarelas y se llevan a cabo procesos de fabricación masiva de prendas de vestir al menor costo de producción posible y en el menor tiempo posible.
Esto permite a los productores reducir significativamente los precios a pagar por los consumidores, ofreciéndoles cada dos semanas una nueva colección. Sin embargo, al analizar las dinámicas que manejan las tiendas, se puede evidenciar que existen diferencias significativas entre el cono norte y el cono sur. En el cono sur, las colecciones no tienen una rotación tan ágil, ya que dependen de factores como el público objetivo, el poder adquisitivo de los consumidores, la disponibilidad de tiendas y productos, así como los costos logísticos en el transporte. Esto puede hacer que la rotación de las colecciones en el cono sur tarde hasta casi un mes, en comparación con la frecuencia de dos semanas en el cono norte.Además, las prendas en el cono sur no suelen tener un valor accesible para todas las personas, ya que los precios dependen en gran medida de los impuestos arancelarios, los costos de distribución y el tipo de cambio. Aunque algunas marcas intentan mantener precios más bajos, estos factores influyen en que las prendas no sean tan asequibles para todos los consumidores. En consecuencia, en el hemisferio sur, la adquisición de productos de Fast Fashion se convierte en una cuestión de venta de marca y renombre de la empresa, más que en una opción rentable para los consumidores.
Ahora bien, en respuesta a las alertas emitidas por organismos internacionales sobre los riesgos ambientales y la necesidad de adoptar medidas que reviertan los daños causados, se espera que las empresas de moda demuestren su compromiso con el medio ambiente al incluir acciones concretas en sus páginas web para reducir su impacto ambiental. Sin embargo, es importante destacar que muchas de las medidas implementadas por estas empresas caen en lo que se conoce como greenwashing. El término greenwashing fue acuñado por Jay Westerveld en la década de 1980 y se refiere a la práctica de las empresas u organizaciones de aparentar ser más respetuosas con el medio ambiente de lo que realmente son. Esta estrategia implica una promoción exagerada de aspectos positivos relacionados con el medio ambiente, mientras que en realidad las acciones adoptadas no son sostenibles y tienen fines principalmente comerciales (Mejías, 2022).
Un ejemplo concreto de greenwashing se produjo el 27 de julio de 2022, cuando Chelsea Commodore presentó una demanda contra la empresa H&M. La acusación se basa en la introducción de información engañosa en los productos de H&M y en la tergiversación de su supuesta amigabilidad con el medio ambiente. La demanda señala que la empresa utilizó tarjetas de puntuación ambientales falsas en el etiquetado de prendas y presentó datos inexactos y engañosos. H&M ha sido señalada por realizar greenwashing en todos sus productos sostenibles, promocionándolos como más responsables con el medio ambiente de lo que realmente son. Además, se le acusa de comercializar su colección "Conscious" como compuesta por materiales sostenibles cuando en realidad no lo son (Mejías, 2022). En respuesta a estas acusaciones, H&M se ha comprometido a ajustar sus declaraciones y ha realizado una donación monetaria para compensar por sus afirmaciones poco claras y basadas en hechos falsos (Mejías, 2022).
La estrategia comúnmente utilizada por las empresas de fast fashion de adquirir prendas de sus clientes a cambio de bonos consumibles en la tienda plantea varias críticas desde la perspectiva ambiental. En primer lugar, esta práctica genera un círculo vicioso de consumo, ya que para poder redimir dichos bonos, los clientes deben realizar compras adicionales que cumplan con un consumo mínimo establecido. En ese sentido, si el consumo mínimo para el uso del bono es de $100.000 COP, el cliente debería comprar por su propia cuenta al menos 5 camisetas de las más baratas, lo cual no combate el consumo, lo único que hace es funcionar como un sistema de incentivos típico de las dinámicas capitalistas: “tráeme lo que no usas y yo te doy algo para que compres”. Esto no contribuye a reducir el consumo, sino que funciona como un sistema de incentivos donde se premia al consumidor por una “buena acción”.
Por otro lado, si se analizan las medidas de reaprovechamiento de prendas, se puede observar un impacto negativo significativo. Estas medidas consisten en separar las prendas que aún son funcionales y donarlas a personas de escasos recursos como acto de caridad. Sin embargo, la realidad es que muchas de estas prendas donadas terminan acumulándose en cementerios de ropa; estos se encuentran en países como Bolivia y México, pero el principal se encuentra en el desierto de Atacama en Chile, como lo señala Laiseca en una entrevista realizada por Paul (2022).
El aumento de este "cementerio de ropa" se debe a las donaciones provenientes del norte global, las cuales se revenden o se entregan a quienes más lo necesitan, pero aproximadamente el 60% de estas prendas son consideradas residuos. Como resultado, estas medidas que aparentemente buscan cerrar el ciclo de uso de las prendas terminan contaminando los ecosistemas y generando una mayor contaminación. Por lo que, estas medidas que “cierran el ciclo” terminan contaminando ecosistemas y generando mayor contaminación, acrecentando problemáticas como: la contaminación del agua y el suelo, pues sustancias químicas y contaminantes en el suelo y, potencialmente, infiltrarse en las fuentes de agua subterránea, lo que representa un riesgo para el medio ambiente y la salud humana. Sumado a ello se encuentra la degradación de la fauna y la flora del territorio, pues las sustancias resultan nocivas para cualquier tipo de ser vivo.
El lado oscuro de la moda rápida: Desentrañando los índices.
En el ámbito de la industria textil, surgen desafíos en la medición de la sostenibilidad a través de los índices existentes. El primero de ellos es la incapacidad de medir a todas las empresas. Debido a la gran diversidad de empresas textiles, se ha requerido el establecimiento de parámetros para determinar qué empresas son incluidas en los análisis. Por ejemplo, el índice The BoF Sustainability Index selecciona las diez empresas más grandes en términos de ingresos en los segmentos de mercado de lujo, calle principal y ropa deportiva que cotizan en bolsa.

Fuente: Fashion Transparency Index (2022, p.39)
Sin embargo, esta metodología excluye a las empresas más pequeñas, lo que impide obtener un conocimiento completo de las cifras de la industria. Además, cada año, al realizar ajustes para determinar qué países se incluyen en el análisis, se evidencia un creciente impacto en los nuevos países, como lo señala un representante del índice: "En 2021, las empresas originales mostraron mejoras gradualmente, con un promedio de puntaje que aumentó de 31 a 36 puntos. Sin embargo, las nuevas incorporaciones obtuvieron un promedio de solo 20 puntos" (Kent, 2022).
Otra de las problemáticas que se evidencia en estos index es la falta de transparencia de las empresas. Como lo mencionan en su análisis, Santini (2021) destaca que si bien cada vez hay más exigencias hacia las empresas, estas tienen respuestas vagas e insuficientes, pues desconocen las realidades de los procesos de fabricación o confección, lo cual permite que diferentes problemáticas pasen desapercibidas. De igual manera, propone que la solución para ello recae en la necesidad de medidas más estrictas, que obliguen a las empresas a cambiar la producción lineal en producción circular. Ello se logra evidenciar en la gráfica, la cual expone como tan solo 3 de las 10 marcas tienen una puntuación de transparencia de más de 70%, mientras que la mayoría tiene una puntuación de 0-5.
Sumado a lo anterior, el greenwashing no solo plantea preocupaciones sobre la honestidad de las afirmaciones de sostenibilidad por parte de las empresas de moda, sino que también resaltan los desafíos asociados con la medición y la verificación de la sostenibilidad en el sector. Aunque el número de prendas etiquetadas como "sostenibles" se ha quintuplicado entre 2017 y 2019, la realidad es que la ropa sostenible aún representa sólo el 1% de los productos vendidos en el mercado (Guinebault, 2020). Esta cifra parece contradictoria y plantea interrogantes sobre la verdadera efectividad de las medidas implementadas por las empresas para reducir su impacto ambiental. La falta de una medición y verificación claras en la industria de la moda dificulta la capacidad de los consumidores para tomar decisiones informadas y confiar en las afirmaciones de sostenibilidad de las empresas. Aunque existen iniciativas y estándares, como la certificación de productos sostenibles, su implementación y adopción no son uniformes. Esto crea un terreno propicio para el greenwashing, donde las empresas pueden hacer afirmaciones engañosas sin enfrentar consecuencias significativas.
Por otra parte, un punto que se ha logrado medir exitosamente por los varios índices que abordan esta problemática, es la baja probabilidad de lograr conseguir las metas propuestas para la reducción descontaminación del sector textil para el 2030: “ninguna empresa está en camino de cumplir los objetivos establecidos para 2030 y algunos de los actores más importantes de la industria aún tienen que comprometerse de manera significativa con los problemas relacionados con la sostenibilidad.” (Kent, 2022). Dicha situación se corrobora con los pronósticos de cifras que se han hecho hasta el momento, pues se estima que para 2030 el sector produzca 1.588 megatoneladas de CO2, lo cual equivale a una variación del 32% aproximadamente en menos de 10 años.

Fuente: Emisiones previstas equivalentes de dióxido de carbono (CO2e) de la industria de la confección de ropa en todo el mundo de 2019 a 2030 (Statista, 2019)
Para concluir, la industria de la moda enfrenta desafíos significativos en relación con su impacto en el medio ambiente y los derechos laborales. El consumo desenfrenado, la producción masiva y la rápida obsolescencia de las prendas están generando una crisis ambiental y social. Es crucial que las empresas adopten prácticas sostenibles, promuevan la transparencia y eliminen la explotación laboral. Además, se necesita educar a los consumidores sobre los impactos de la moda y fomentar un consumo consciente. La moda sostenible y ética ofrece una alternativa viable a través del uso de materiales sostenibles, la producción local y la economía circular. Todos los actores de la industria, incluyendo diseñadores, productores y consumidores, deben trabajar juntos para transformar el sector hacia uno más ético, sostenible y consciente de su impacto en el planeta y las personas. En última instancia, la moda tiene el potencial de ser una fuerza positiva que promueva la belleza, la creatividad y la innovación, al mismo tiempo que respeta el medio ambiente y los derechos humanos.
Referencias
Forero, Y. (2021, July 27). Fast Fashion: un fenómeno alimentador de las sociedades consumistas. Derechos Humanos Y Empresas; Universidad Externado de Colombia. https://derechos-humanos-y-empresas.uexternado.edu.co/2021/07/27/fast-fashion-un-fenomeno-alimentador-de-las-sociedades-consumistas/
Guinebault, M. (2020). La industria de la moda es sensible a la sostenibiildad pero se muestra reticente a los cambios. FashionNetwork.com. https://pe.fashionnetwork.com/news/La-industria-de-la-moda-es-sensible-a-la-sostenibiildad-pero-se-muestra-reticente-a-los-cambios,1264180.html
Jimenez, M. (2022, May 10). El fast fashion, la segunda industria más contaminante. Las Empresas Verdes. https://lasempresasverdes.com/el-fast-fashion-la-segunda-industria-mas-contaminante/#:~:text=De%20acuerdo%20con%20la%20Conferencia,a%20cinco%20millones%20de%20personas.
Kent, .S (2022, July 20). 2nd Edition of Business of Fashion’s Sustainability Index – What’s New? - China Water Risk. China Water Risk. https://www.chinawaterrisk.org/interviews/2nd-edition-of-business-of-fashions-sustainability-index-whats-new/
Mejias, A. (2022, September 26). H&M: El Engaño Sostenible. - A definitivas. A Definitivas. https://adefinitivas.com/arbol-del-derecho/hm-el-engano-sostenible-a-cargo-de-ainhoa-mejias/
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Paul, F. (2022, January 26). “Hemos transformado nuestra ciudad en el basurero del mundo”: el inmenso cementerio de ropa usada en el desierto de Atacama - BBC News Mundo. BBC News Mundo; BBC News Mundo. https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-60024852#:~:text=Se%20calcula%20que%20m%C3%A1s%20de,est%C3%A1n%20cubiertas%20de%20desechos%20textiles.&text=Pero%20de%20las%2059.000,y%20termina%20en%20basurales%20clandestinos.
Oxfam. (2015, May). 263.000 mujeres explotadas en las maquilas de Centroamérica | Oxfam International.
Oxfam International. https://www.oxfam.org/es/263000-mujeres-explotadas-en-las-maquilas-de-centroamerica
Santini, B. (2021, June 25). IL SUSTAINABILITY INDEX TARGATO THE BUSINESS OF FASHION. 4sustainability. https://www.4sustainability.it/il-sustainability-index-targato-bof/
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